miércoles, 20 de febrero de 2008

7. ¿COMO ERA EL CONVENTO DE ACAPULCO?

7. ¿Cómo era el Convento de Nuestra Señora de Guía de la ciudad de los Reyes y Puerto de Acapulco?

El mismo inventario[1] nos dice: “érase un sencillo conventito, rústico, edificado a la usanza costera, muy cercano al peñasco granítico que llegó a convertirse en el fuerte de san Diego, que celosamente vigilaba y defendía de los piratas la entrada del galeón de Manila cargado de fabulosas mercaderías. Estaba situado también muy cerca , el Hospital de los Hipólitos, en una pequeña elevación. La iglesia con su atrio cementerio, el convento con su claustro y huerta, todo era reducido y sencillo. De lejos podía verse la torre de tres cuerpos, bajos, porque así lo exigían los frecuentes terremotos, con su veleta, su campana de 12 quintales y otras tres medianas. Desde algunos puntos se alcanzaban a descubrir los techos de la iglesia y el convento, con muchas tejas... El claustro, acogedor, ensombrecido y refrescado por ocho naranjos dulces y agrios y un limón, que hacían de centinela a la cruz de madera del centro sostenida por su peana de cal y canto. Alrededor las celdas. Eran seis. La guardianal, ventilada por tres puertas... A su lado la oficina o bodega y la cocina. A otro lado, la librería... Que contenía: una Biblia en pedazos. Dos libros de a cuarto... En total, cinco libros y nada más. Detrás se hallaba la huerta, cercada de espinos, y en ella el pozo. Aquel mismo pozo que desde 1608 sirvió a la gente de mar para hacer la aguada en la vuelta de las naos a Filipinas, pero ahora con su pila de cal y canto. Hermoseaban el conjunto varias palmas, anonas, zapotes y guayabos”.
[1] RODRIGUEZ, Cosas de frailes. pp. 69-71.

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