sábado, 20 de septiembre de 2008

PRESENTACION

PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE LA SANTA CRUZ.
Facultad de Derecho Canónico.

Juan Carlos Flores Rivas. Pbro.





TESIS DE LICENCIA.



RECONSTRUCCION DE LA CAUSA DE CANONIZACION
DE LOS BEATOS MARTIRES JAPONESES
ALFONSO NAVARRETE OP, Y 204 COMPAÑEROS.
BEATIFICADOS POR S. S. PIO IX
EL DIA 7 DE JULIO DE 1867.



RELATOR:
Monseñor José Luis Gutiérrez Gómez.

ROMA
A. D. 2000




PRESENTACION
El Grande Jubileo del Año 2000, por un deseo particular del Santo Padre Juan Pablo II, se nos presenta como un momento importante para la recuperación de la memoria del Pueblo de Dios y la celebración del patrimonio de santidad que ha caracterizado a la Iglesia en toda la historia cristiana, y especialmente la siembra de mártires... como un testimonio que no hay que olvidar[1]. Sintonizando con este insistente llamado del Papa, el presente trabajo quiere ser un análisis conciso de la Causa de Canonización de Alfonso Navarrete OP y 204 Compañeros Mártires del Japón, beatificados por el Papa Pío IX el 7 de julio de 1867.

Antes de entrar en el cuerpo del presente trabajo, el Preámbulo nos presenta una serie de argumentos útiles para la comprensión de los elementos generales que, en el Primer Capítulo, encontraremos reseñados bajo el título: Descripción general de la Causa. En seguida, un segundo Capítulo nos muestra la Ubicación de las actas del martirio del 17 de agosto de 1627, que ha sido el motor, la razón de ser, que impulsó en forma particular el presente trabajo. Un tercer Capítulo retoma algunos Aspectos canónicos relevantes. Y por último, con la intención de que esta investigación sirva de plataforma de lanzamiento para posteriores actividades pastorales y académicas, en las conclusiones ensayo Propuestas concretas, para ser retomadas en la Arquidiócesis de Acapulco, Gro. México.

El testimonio de los mártires siempre será actual, pues ellos son expresión de la vitalidad de las Iglesias locales, y son mucho más numerosos hoy que en los primeros siglos y en el primer milenio.[2] Su Santidad Pío IX, decía que “por inescrutables disposiciones de la divina providencia esta causa muy célebre,... por las vicisitudes de los tiempos permaneció abandonada hasta la edad presente”[3].

El Grande Jubileo del Año 2000 se inscribe en esas inescrutables disposiciones, y este trabajo, quiere ser un insignificante aporte, como uno de tantos “afluentes que vierten sus aguas... con renovada fidelidad y profunda comunión en las orillas de este gran río: el río de la revelación, del cristianismo y de la Iglesia, que corre a través de la historia de la humanidad a partir de lo ocurrido en Nazareth y después en Belén hace dos mil años”... y, verdaderamente, “recrean la ciudad de Dios”.[4]
[1] Cf. Tertio millennio adveniente, n. 30 - 31.
[2] Cf. Tertio millennio adveniente, n. 37.
[3] ASS 2 (1867), p. 480.
[4] Tertio millennio adveniente, n. 25.

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