martes, 30 de septiembre de 2008

FELIPE AGUIRRE FRANCO ARZOBISPO DE ACAPULCO


¿COMO SABEMOS QUE ES ACAPULQUEÑO?



¿COMO HEMOS ALCANZADO LA CERTEZA MORAL DE SU ORIGEN ACAPULQUEÑO?
Pbro. Juan Carlos Flores Rivas

Se atribuye a Bernanos la frase: “Hay santos que la tierra impone al cielo. Pero hay santos que el cielo impone a la tierra”. Y bien podríamos aplicar esa sentencia para decir que, hay un Santo que se nos ha impuesto a Acapulco, se nos ha dado, de repente hemos abierto los ojos a la fe, y nos hemos dado cuenta de que no somos los únicos, de que aún antes de nosotros ha habido otros, o más bien que gracias a esos otros que han regado nuestra tierra con su sangre, somos y estamos ahora nosotros, como fruto de ese gran árbol del Reino.
Ciertamente la Iglesia en Acapulco no llegó ayer por la tarde, ya desde los inicios de la evangelización de este continente, los primeros misioneros llegaron al Puerto, que era visto como una rampa de lanzamiento hacia el Oriente, donde se embarcaban en la mítica nao que llevaba a Filipinas. Este Puerto conocería, gracias a este hecho, al gran protomártir San Felipe de Jesús, tanto en su salida al Oriente, como a su regreso, glorioso, ya beatificado, pues sus restos fueron velados en la primitiva Iglesia de Acapulco de paso a la Ciudad de México.

Hemos alcanzado la certeza moral sobre el origen acapulqueño del Beato Bartolomé Días-Laurel, por la confluencia de dos vías:
A) Las investigaciones que se realizaron al momento de la Beatificación, apuntaron a que Bartolomé era del Puerto de Acapulco. Pues si por una parte cuatro de los testigos en los procesos Remisorial y Apostólico dijeron que era español, uno de los testigos será crucial, el primer testigo del Proceso Manilense, pues declara: “haber conocido muy bien el dicho Siervo de Dios hermano Fray Bartolomé Laurel en la Nueva España (México), de donde la religión lo envió a estas Islas Filipinas”[1].
Esta pista fue la que condujo finalmente las investigaciones, hasta el Convento de San Buenaventura de Valladolid, donde se encontrará con:
B) La Tradición de la Provincia franciscana de San Pedro y San Pablo
de Michoacán.
La Provincia Franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán, cuyo Gobierno Provincial por varios siglos tuvo como centro el Convento de San Buenaventura en Morelia, actualmente se ha trasladado al Convento de la Santa Cruz en Querétaro.
La tradición de los franciscanos de la Provincia de Michoacán se remonta a los momentos próximos de la persecución japonesa, a pesar de las distancias, y de que las noticias llegaban envueltas en una nebulosa de datos que en ocasiones se contraponen.
La noticia más antigua que se tiene en Michoacán, del martirio de Bartolomé, y su identificación como uno de los formados y profeso en la Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán, la encontramos en la obra de Fray Alonso De La Rea, compuesta entre los años 1639 - 1643, apenas diez años después del martirio. Titulada: Crónica de la Orden de N. Seráfico Padre S. Francisco Provincia de San Pedro y San Pablo de Mechoacán en la Nueva España compuesta por el P. Lector de Teología Fr. Alonso De La Rea de la misma Provincia dedicada a N. P. Fr. Cristóbal Vaz, Ministro Provincial de ella Año De 1639 con privilegio en México por la Viuda de Bernardo Calderón Año de 1643. Esta obra conocerá sucesivas reediciones[2]. A partir de entonces, inicia la tradición que identifica al Bartolomé, mártir en el Japón, como un hijo de la Provincia de Michoacán, sin que jamás, desde entonces, se niegue la solidez de tal afirmación.
El siguiente testimonio importante dentro de esta tradición que se irá consolidando, lo conoceremos contemporáneamente a la Beatificación, el 24 de octubre de 1867, cuando el Padre Fray Mariano Soria, Guardián del Convento de San Francisco en Morelia, junto con el Padre Fray Francisco Aguirre y algunos Profesores de Pintura, en documento certificado por la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Morelia, dan testimonio de la existencia de un cuadro: representando el martirio en fuego lento de los Beatos Fray Luis (el Sasanda, hijo de la Provincia) y Fray Bartolomé Días – Laurel...Con fecha 24 de octubre de 1867[3].
Este testimonio nos insinúa un temprano culto a nuestro Beato, que se remonta a años anteriores a la Beatificación, así como por primera ves aparece la identificación de un solo individuo bajo el binomio Días - Laurel. El mencionado Cuadro se conserva hasta hoy en el Convento de San Francisco de Morelia, en Michoacán, México.
El tiempo ha permitido que las ideas se confirmen, gracias a la recuperación de algunos documentos y archivos, así como la ausencia de pruebas en contra, que permiten alcanzar la certeza moral, si bien no absoluta.
C) Mientras tanto se procedió a la Beatificación, pues ésta tiene como
base la certeza sobre el martirio, independientemente de que se reconozcan los datos formales del origen de aquellos que alcanzan la Beatificación. Ahora bien, hablamos de certeza moral, por el hecho de que no se ha encontrado hasta hoy, ningún fraile en todas las listas de misioneros que salieron en los siglos de aquella gloriosa epopeya misionera -cuyos registros se conservan- con el apellido Laurel.
Más bien, se procede a identificar a aquél Bartolomé Laurel que murió Mártir en Nagasaki Japón el 17 de Agosto de 1627, con un Bartolomé Días que profesó como hermano lego en el Convento de San Buenaventura de Michoacán el 18 de Octubre de 1617. Y es de éste Bartolomé que se encuentra una "Plenaria Información de la Limpieza y Filiación y demás Requisitos para recibir y Profesar en el Hábito de Nuestro Seráfico Padre San Francisco de Fray Bartolomé Días".
Estamos hablando más bien de una serie de documentos originales se encuentran en el Archivo Histórico de la Provincia Franciscana de Michoacán (AHPFM), de la Orden de Hermanos Menores (OFM), en Celaya, Guanajuato. Junto al Templo de San Francisco.
En el Libro de Tomas de Hábito y Profesiones, L - A, N. 1. De Profesiones realizadas en el noviciado de san Buenaventura de Valladolid.
Dichos documentos fueron hechos el 9 de Junio de 1617 en los conventos de Tarímbaro y Valladolid, ambos en Michoacán. Y aprobado el 12 de Junio de 1617.
En Marzo de 1885, fueron autenticados por el Comisario General de la Orden Franciscana en México Fray Teófilo G. Sancho, y por Fray Antonio J. Muñoz y Ortiz, Guardián de Querétaro, en Santa Visita[4].
Posición en Archivo: AHPFM. FONDO: Provincia. SECCION: Conventos. SERIE: Morelia (Antigua Valladolid). CAJA: 1 (Tomas de Hábito y Profesiones) / también en: FONDO: Provincia. SECCION: Informaciones de Novicios. SERIE: Unica (Cronológica). CAJA: 2 (número 30).
Comprenden:
Primer Acta: En en Convento de Tarímbaro, 9. Junio. 1617, Fray Juan López, Comisario General por Autoridad Apostólica de todas las provincias de la Nueva España, manda a Fray Alonso de Santa María, Predicador y Guardián del Convento de Valladolid, que proceda a declaración jurada de Fray Miguel Tolón y Fray Pedro de Leyva, sobre la Información de Bartolomé Días. Designando Notario a Fray Bartolomé de Acuña. Firman: Fray Juan López y Fray Antonio Méndez, Secretario. Conserva su sello original.
Segunda Acta: En el Convento de Valladolid, el 9 de Junio de 1617, Fray Alonso de Santa María, Predicador y Guardián del mismo Convento, y Fray Bartolomé de Acuña, Notario señalado, eceptan la declaración jurada de Fray Miguel Tolón, Predicador y Guardián del Convento de Taximaroa, ratificando el tenor de la Patente. Firman Fray Alonso de Santa María, Fray Miguel Tolón y Fray Bartolomé de Acuña.
Tercer Acta, con tres partes: En el mismo Convento, en la misma fecha, con el mismo procedimiento, se aceptan las declaraciones juradas,
- primero: de Fray Pedro de Leyva, Predicador y Guardián del Convento de San Andrés Tziróndaro, ratificando el tenor de la Patente. Firman Fray Alonso de Santa María, Fray Pedro de Leyva y Fray Bartolomé de Acuña.
- segundo: de Fray Alonso de Santa María, ratificando la elaboración de la Información y su posterior aceptación de los Receptores Apostólicos. Firma Fray Alonso de Santa María.
- tercero: Ratifica de la Plenaria Información, por parte de los Receptores Apostólicos Fray Juan de Guevara y Fray Domingo de Villabuena. Firman: Fray Alonso de Santa María, Fray Domingo de Villabuena, Fray Juan de Guevara y Fray Bartolomé Acuña.
Y en pocas palabras, estos documentos, dicen:
Que... “el Padre Fray Alonso de Santa María... siendo Provincial... hizo estando en el Puerto de Acapulco la Información (Original) de la limpieza y filiación y demás requisitos para recibir y profesar en el hábito de Nuestro Padre San Francisco de Bartolomé Días... y que la recibieron y aprobaron los padres Receptores Apostólicos, que entonces eran Fray Miguel Tolón, entonces Guardián y Receptor Apostólico del Convento de Valladolid, y Fray Bartolomé Centenero, Maestro de Novicios, y Fray Pedro de Leyva, entonces Lector de Actas, Predicador y Notario del mismo Convento... que la dicha Información estaba buena y conforme con las Constituciones de la Orden Franciscana y los Mandatos de los Papas... y que por ella podían dar el hábito a Bartolomé Días... y que al haberse perdido el original... y Bartolomé estar ya para profesar... y ser muy difícil ir de nuevo a hacerla a Acapulco... declaran bajo juramento... "in verbo sacerdotis"... sobre la veracidad de todo lo anterior.
Su importancia[5] radica en que esta "Plenaria Información" fue suficiente para dar la Profesión religiosa a nuestro Bartolomé. Es un testimonio de que tenía una conducta intachable.
Nos proporciona también la certeza histórica suficiente sobre su origen acapulqueño. Siendo evidente que la dicha información se hizo, y solo se podía hacer de nuevo en Acapulco.
Sabemos también, por las Constituciones vigentes en ese momento, que dichas Informaciones se hacían en el lugar de origen del candidato.
Pero al perderse la Información Original, perdimos la oportunidad de conocer los datos precisos que dicho documento contenía: nombres y apellidos de sus padres, si era criollo o mestizo o de alguna casta, y la fecha de su bautismo, etc...
Los Padres que elaboraron el documento supletorio no juzgaron necesario reproducir los detalles contenidos en la la Información Original, de todos ellos bien conocidos. Pérdida, y posterior omisión, que ahora nos lamentamos...

Hubo un fraile franciscano[6] OFM, hijo del Colegio Apostólico de Zapopan, que fue consagrado Obispo de Tricalía y Vicario Apostólico de Baja California, trasladado a la Diócesis de Chilapa y posteriormente a Zacatecas. Se llamaba Fray Buenaventura del Purísimo Corazón de María Portilllo y Tejeda. Cuando se realizaban las investigaciones sobre la partida de bautismo de nuestro beato, en 1884 con ocasión de la beatificación, por el licenciado don Prisciliano María Díaz González y el señor don Justino Rubio, Director entonces del Archivo General, y el doctor Nicolás León, "famoso" bibliófilo michoacano, Fray Buenaventura, siendo Obispo de Chilapa, Diócesis a la que por entonces pertenecía el puerto de Acapulco, preguntado sobre el asunto, respondió que no existían en Acapulco los Archivos Parroquiales anteriores al año de 1830.
El Obispo fraile no desistió y aprovechó su Visita Pastoral, logrando constatar una tradición[7] en el puerto. En 1885, averiguó que existían muchos descendientes de las familias Laurel en Acapulco y pueblos inmediatos, y que todos reconocen un mismo tronco, que lo es un hermano del Beato Laurel, y saben que sus padres y ascendientes, con una que otra excepción, han residido constantemente en Acapulco. Alude especialmente a tres ancianas muy virtuosas que se consideran parientes del Beato por descender de su referido hermano. Todo esto lo declara en carta al licenciado don Prisciliano María Díaz González, con fecha 22 de marzo de 1885.
Entre tanto, el 22 de diciembre de 1891 Monseñor Eugenio Gregorio Guillow, Arzobispo de Antequera Oaxaca, solicita al Santo Padre León XIII, Misa y Oficio propio, de nuestro Beato, para la Iglesia Mexicana.
El correspondiente Decreto Litúrgico, emanado el 13 de febrero de 1892, instituye su memoria litúrgica con grado Fiesta Duplex el 17 de agosto[8].
La memoria de nuestro Beato se extiende en todas las diócesis de México, en cuyos calendarios litúrgicos y respectivos oficios estampados aparece desde 1869[9]. Particularmente en los calendarios litúrgicos y respectivos de las diócesis de Querétaro[10]; y Tehuantepec[11], Oaxaca.
En 1940, la Diócesis de Chilapa lo honra como patrón del catecismo. En el Seminario Diocesano de la Inmaculada Concepción se conserva un óleo[12] de buena manufactura, copiado de la antigua pintura que se conserva en Morelia, que da testimonio de la devoción profesada a nuestro beato.
Y es precisamente estos datos que van conformando nuestra certeza moral, frente a la ausencia de argumentos probatorios contrarios con el mismo valor jurídico.
Para 1945, encontramos la reedición de otra importante Crónica de la Provincia Franciscana de los Apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoacán[13], escrita por el R. P. Fray Isidro Félix de Espinosa, OFM. que recoge la noticia e intenta explicar quién le impuso el apellido Laurel, y dejando en el aire muchas interrogantes.
Fray Isidro, no conocerá las respuestas a las interrogantes que formula, pero el reeditor de su obra, el Dr. Nicolás de León, se encargará de responderlas parcialmente, con la Nota 104, donde afirma: “Según informaciones del Sr. Portillo, Obispo de Chilapa, era originario de Acapulco, y como este puerto nunca perteneció a la diócesis de Puebla o Angelópolis la lección historial del Breviario está errada. También nuestro Laurel fue beatificado (EE 1ª Ed)”.
El 4 de noviembre de 1951, el Siervo de Dios, Monseñor Don Leopoldo Díaz Escudero, Obispo de Chilapa, celebra un Solemne Pontifical en la Parroquia de Acapulco en memoria de nuestro Beato[14].
Así llegamos a nuevas épocas en la historia documental, cuando el Padre Vicente[15] Rodríguez Calderón OFM (1919 - 1995) da a luz una amena obra: Cosas de frailes, donde por ves primera da a conocer formalmente los documentos que fundan esta tradición de los franciscanos de la Provincia de Michoacán, sobre el origen acapulqueño del Beato Bartolomé Días-Laurel.

A MANERA DE CONCLUSION:

Desde entonces, en Acapulco, se ha ido extendiendo progresivamente la devoción a nuestro Beato. El 18 de agosto de 1989 el Señor Arzobispo de Acapulco Don Rafael Bello Ruiz lo proclama patrón del catecismo. En 1992 dedica una Iglesia en el Barrio histórico de Petaquillas, en el centro de la ciudad de Acapulco, donde año con año se celebra con especial esmero. Diversas Imágenes de nuestro Beato Bartolomé se conservan: en la Casa Diocesana de Acapulco, y en culto público en las capillas de el Barrio de Petaquillas y en la Unidad Habitacional INFONAVIT Alta Progreso.
Todo esto habla de un culto constante que debe ser retomado con mayor vigor, pues al celebrar a un mártir, celebramos la feliz esperanza de que también a nosotros se nos puede dar lo que ellos ya poseen: la gracia de Dios, más fuerte que todas las resistencias de los hombres.
Este estudio tendrá razón de ser, si logra provocar la misma fe y la misma piedad de éstos Mártires, Pues no ha querido ser un simple ejercicio intelectual.

Resulta coherente concluir que:
a. A partir del análisis de los diversos autores que han nombrado en sus
diversas obras a nuestro Bartolomé, no compensadas por pruebas
documentales;
b. De la constatación de una firme y constante tradición de los franciscanos de la Provincia de Michoacán que ha identificado al Bartolomé Laurel Mártir en Nagasaki, con el Bartolomé Días formado y profeso en la misma, y cuyo lugar de origen es el Puerto de Acapulco, apoyada en documentos dignos de fe y avalados por la constancia de las leyes y de los usos que gobernaban la vida de los noviciados de esa época;
c. Y de frente a la inexistencia de tesis opuesta con los mismos valores
probatorios;

No nos queda más que rendirnos ante la evidencia del origen
acapulqueño del Beato Bartolomé Días - Laurel.

No como fruto de un frío interés político, sino como consecuencia de toda una conexión de indicios y de pruebas que, si bien tomadas singularmente no pueden fundar una certeza absoluta, su simultánea presencia aporta suficiente fundamento en la objetiva verdad y realidad de lo que hemos venido reconociendo como: tradición de los franciscanos de la Provincia de Michoacán.

Tradición que tiene que ver con culto, transmisión oral, escrita y pictórica de acontecimientos, e inspiración en diversos lugares de experiencias pastorales, catequísticas, y culturales.
Particularmente en Acapulco a partir de la realidad en la que vivimos sentimos que, “como San Francisco de Asís, estamos invitados a promover y construir la Iglesia”[16], inspirados decididamente por el testimonio de nuestro Beato Mártir Bartolomé Días - Laurel. Y desde la fe, estamos llamados a ser fermento de vida nueva en nuestra realidad tan llena de dolor y de violencia.
Creemos que la resurrección de los pueblos y de las culturas que abarca el territorio de la arquidiócesis de Acapulco, y de todo el Estado de Guerrero, pasa por la resurrección de las raíces cristianas - de la cual la sangre de nuestro Mártir Bartolomé Días - Laurel es semilla - sembrada en el corazón de los hombres y de las mujeres fieles de esta raza de bronce, hijos e hijas de la Iglesia.
Y ya el Papa Juan Pablo II, dirigiéndose a todo el pueblo Mexicano, representado en los peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro en Roma, el domingo 21 de Mayo del año 2000, con motivo de la Canonización de los Mártires de Cristo Rey en México, Cristóbal Magallanes y 24 Compañeros (entre los cuales, los guerrerenses San David Uribe Velasco y San Margarito Flores García), así como de José María Yermo y Parres y María de Jesús Sacramentado Venegas, nos invitaba a todos a:... “tener presentes los ejemplos de estos nuevos santos. Que su intercesión haga que México siga siendo siempre fiel y en su suelo se multipliquen cristianos de la talla de los santos canonizados y de otros grandes hijos de la Iglesia en esa tierra”[17].

Entre esos otros grandes hijos nuestro Bartolomé Días - Laurel, misionero, catequista, médico de cuerpos y almas... testimonio que no hay que olvidar[18].

¡ ALABADO SEA JESUCRISTO EN SUS MARTIRES ¡
BARTOLOMÉ DE ACAPULCO, ¡ RUEGA POR NOSOTROS ¡
[1] Positio estampada super Maryirio. En el Archivo de la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos, posición F / 50, pp. 230-232. N. 65: De Martirio Fr. Bartholomaei Laurel.
[2] Edición de la “Voz de México”, México, Imprenta de J. R. Barbedillo y Cª. Montealegre Num. 15. 1882.
[3] TASSO DA FABRIANO, Luigi. Storia... pp. 357-358.
[4] AHPFM. FONDO: Provincia. SECCION: Conventos. SERIE: Morelia. CAJA: 1. LIBRO: Protestaciones que hacen los novicios antes de hacer su Profesión (Marzo 10, 1599 - Octubre 28, 1629). p. 35 - 36. “... libro (que) presenta todos los caracteres de autenticidad, atendida la forma en que están redactadas las actas, visto el carácter antiquísimo de todas las letras o escrituras, y la circunstancia de que todas las actas están calzadas con las firmas correspondientes”.
[5] RODRIGUEZ, Cosas de frailes. p. 83.
[6] RODRIGUEZ, Cosas de frailes. pp. 76-77.
[7] RODRIGUEZ, Cosas de frailes. p. 77.
[8] Sacra Rituum Congregatione, Iaponen seu Antequera Concessionis et Aprobationis Officii et Missae... in honorem B. Bartholomaei Laurel Martyris... Instante Rmo. Archiepiscopo antequerensi. Romae, Typis Morini, MDCCCXCII. 16 pp. En: Archivo de la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos: Volumen Off. et Miss. B. M 1040; también en: Registri dei Decreti dei Servi di Dio. Anno 1892. N. 11 et 13.
[9] Officii propria Sanctorum Mexicanorum. Ratisbona, typis Fr. Lustet 1869. Officio Proprio. p. 234; también en: Proprium Sanctorum dictionis Mexicanae. Pars Aestiva. Vol. 3. pp. 140 - 143. Imprime Par la Soc. S. Jean l’Evang. Desclee & Cie. Tournai (Belg.).
[10] Officia propria Sanctorum pro Dioecesibus Mexicanis. Pars Aestiva. Ex Officina Domus Editorialis MARIETTI. a. 1820. Condita - nunc Marti E. Marietti. Sancta Sedis Ap. S. RR. C. et Archiep. Taurinen Typographi TAURINI, 1939. ITALY. 180 pp. Particularmente p. 135 - 137: DIE 17 AUGUSTI. In Dioec. de Querétaro B. BARTHOLOMAEI LAUREL. Martyris. Duplex. También en: Officia propria Sanctorum quae in Diocesi de Queretaro. Ex Concessione Apostolica Recitantur. Ratisbonae, Romae, Neo Eboraei & Cincinnati Sumptibus et Typis. Friderici Pustet. S. Sedis Apost. et S. Rit. Congr. Typogr. MDCCCCVII. pp. 102 - 106. Duplex.
[11] Officia Sanctorum Ex indulto Apostolico a Clero Dioecesis Tehuantepecensis in Mexico Recitanda. AS. R. C. Recognita et Aprobata. Romae ex Typographia Polyglotta. S. C. Propaganda Fide MDCCCXCV. pp. 46 - 59.
[12] El dicho óleo se encontraba en la mencionada Capilla del Seminario en culto público hasta 1992.
[13] Segunda Edición ampliamente mejorada e ilustrada. apuntamientos bibliográficos por el Dr. Nicolás León. Prólogo y notas de José Ignacio Dávila Garibi, México, D. F. 1945.
[14] Monseñor Silvino Moreno Rendón. Artículos policopiados, periodísticos y de revistas.
[15] En el siglo José Ernesto.
[16] Homilía del Excmo. Sr. Arzobispo de Acapulco, en la Misa de los nueve días por los fallecidos del Huracán Paulina, el 18 de octubre de 1997, en la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad de Acapulco. El Huracán Paulina, el 9 de octubre de 1997, golpeó un área en el centro de la ciudad, densamente poblada, con una fuerza de grado 4 en la escala de huracanes, provocando un gran número de muertos, e incontables pérdidas materiales, incluyendo la destrucción desde sus cimientos de la Parroquia de la Sagrada Familia en la colonia Vista Alegre, de la cual Monseñor Rafael Bello Ruiz fuera párroco.
[17] Alocución del Papa Juan Pablo II en el Rezo del Regina caeli. Después de la Canonización de veintisiete santos mexicanos, en la Plaza de San Pedro en Roma, el 21 de mayo del año 2000. L’Osservatore Romano, Edición semanal en lengua española. N. 21. 26 de mayo de 2000. p. 1.
[18] Cfr. Tertio millennio adveniente, nn. 30 - 31.

¿QUIEN ES EL BEATO BARTOLOME DIAS-LAUREL?

¿ QUIEN ES EL BEATO BARTOLOME DIAS-LAUREL?
Pbro. Juan Carlos Flores Rivas

Bartolomé Días-Laurel es un Beato Mártir Acapulqueño.

Fue hermano lego, de los frailes Descalzos de la Apostólica Orden de los Menores de la Regular Observancia de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, de la Provincia de San Diego de México.

Nació en el vecindario y Puerto de Acapulco, pomposamente llamado “Ciudad de los Reyes”, en el Barrio del Pozo de la Nación, en 1599. En la primitiva Iglesia de Acapulco recibió los sacramentos de la iniciación cristiana. Se dice que, como la mayoría de los vecinos en aquél tiempo, ejerció los humildes oficios de tejedor de redes y pescador, para ayudar a sus padres, que sin duda fueron muy pobres.

En aquél tiempo, habían llegado a aquél vecindario los franciscanos Descalzos de la Provincia de San Diego de México –llamados por esto por algunos “dieguinos”-, quienes iniciaron la construcción en 1606 de un Convento con hospedería y hospital, fundado en 1607 con el Nombre de Nuestra Señora de Guía.

Fue precisamente el clima espiritual de los Descalzos el que enamoró a nuestro Bartolomé. Búsqueda radical del seguimiento de Cristo pobre y sufriente, según el ideal de San Francisco de Asís, en el compromiso de una vida en comunidad, bajo la obediencia estrictísima del Padre Superior, pero también al servicio del hermano que sufre, de los enfermos, y en las misiones. Distinguiéndose en la importancia del hábito y el andar descalzos.

En el Convento de Nuestra Señora de Guía de Acapulco surgió su vocación religiosa. Y para su formación es enviado al Noviciado del Convento de San Buenaventura en Valladolid (hoy Morelia Michoacán), donde recibió el hábito por primera vez el 13 de Mayo de 1615, de manos del R. P. Fray Miguel Tolón; y por segunda ocasión el 17 de Octubre de 1616, de manos del R. P. Fray Alonso de Santa María; esto implica que, como San Felipe de Jesús, dejó el Convento por espacio de un año, por causas que desconocemos, pero fue readmitido como señal de su intachable conducta. Allí profesó como Hermano Lego en 17 de Octubre de 1616 en manos del R. P. Fray Antonio de la Cruz.

Se conserva una tradición, recogida por el Doctor Nicolás de León –quien lo puso por escrito-, y dada a conocer por el P. Fray Vicente Rodríguez en su Libro “Cosas de Frailes”; en 1880, el Padre Fray Rafael Ibáñez, en ese entonces “historia viviente” del Convento de San Francisco de Morelia, de 69 años de edad, solía señalar una parte del Convento construida con la ayuda del Beato: Resulta que el Maestro de Novicios, para ponerlo a prueba, le señaló el humilde oficio de llevar la mezcla a los albañiles que construían una parte del Convento, y nuestro Bartolomé respondió con diligencia, cumpliendo lo que su Maestro le mandaba”

La obediencia lo señaló como misionero en el mítico Oriente. Mientras tanto ejerció su apostolado laico en México de 1617 a 1619, en el ejercicio de oficios ordinarios y manuales, en las faenas domésticas, sirviendo con alegría a los enfermos, o ejerciendo oficios mecánicos en beneficio de propios y extraños a la comunidad, “a la manera que colaboran entre sí las hormigas y las abejas”; y enseñando el catecismo a los sencillos.

Para finales de 1619 saldrá precisamente del Puerto de Acapulco hacia Filipinas “en la flor de sus años”; tocado por el extremo de la divina caridad, abandonando el cielo radiante de su patria, sus parientes, los amigos y las cosas queridas, se embarca en medio de peligros sin número en busca de nuevos hermanos para trabajar por su salvación, en un tiempo de universal y fiera persecución[1].
En el Libro de Pasajeros de la Contratación, Sección de Contaduría, Libros de Registro de los Cedularios, del Archivo General de Indias (en Sevilla, España), se encuentra asentado el dato de que en 1619 salió del puerto de Acapulco rumbo a Filipinas una sola nave, en el mes de diciembre, a las órdenes del procurador Hernando de Moraga, con 20 miembros, 18 sacerdotes, un donado y un hermano lego[2]...

Ya en Filipinas, de 1620 a 1623. ejercerá su apostolado misionero siempre como fiel compañero y servicial del Padre Fray Francisco de Santa María, en Manila y su región. Con diligencia, servía a los enfermos, aprendiendo bien el lenguaje japonés, conociendo las muchas enfermedades y medicamentos que las aliviaban.

Posteriormente pasará al Japón junto con el Padre Santa María, quien para entonces será el Comisario de la Orden. Y de 1623 hasta su muerte formarán comunidad profunda también con el catequista japonés Fray Antonio de San Francisco. Vestido de japonés, atendía las necesidades de los fieles por los montes, en los bosques, entre las grutas, o por la ciudad y los pueblos. Empeñándose en la conversión de los paganos. Servicial y asistente del Padre Santa María, precediéndolo con el fardo de utensilio para celebrar la Santa Misa, y con los medicamentos para curar los enfermos. Gracias a la pericia del arte médica entraba en las casas y en los tugurios de los pobres y les suministraba la medicina a los enfermos, teniendo el empeño de confortarlos en la fe si eran cristianos o de catequizarlos si eran infieles, dando lugar al Padre Santa María para cumplir el resto. En medio de una fiera y universal persecución contra la Iglesia.

La persecución[3] cruenta que se desató contra la Iglesia católica, inició en 1587 cuando el cruel Shogun Hideyoshi, denominado por los cristianos “Taikosama”[4] emite un Decreto de Expulsión contra los jesuitas, y posteriormente, promueve en 1597 la primera y general persecución, dentro de la cual, el 5 de febrero de 1597, coloca la palma del martirio a 26 Santos Protomártires, al crucificarlos en la célebre colina de Nishizaka, entre ellos nuestro San Felipe de Jesús.
Después de él, el Sogun Ieyasu, conocido como Daifusama, quien usurpa el trono al legítimo sucesor Findeiori (hijo de Taicosama), recrudecerá la persecución publicando el primer Edicto contra el cristianismo en 1614: Que se expulsara de la Corte y despojara de sus bienes a los príncipes que se declaraban cristianos, se destruyeran cruces, imágenes, iglesias , conventos, y hospitales; que se obligara a los fieles bajo pena de muerte a volver al culto de los ídolos.
Pero los años más sangrientos se vendrán con su hijo Iemitsu o Xongunsama (1623-1651), quien perseguirá a los cristianos durante más de 40 años, azuzado por los Bonzos budistas, por una parte, que impusieron su control con las armas; y los calvinistas holandeses, por la otra parte, que querían libre campo para el comercio con el Japón.

Fue apresado junto con el Padre Santa María en mayo de 1627 en Nagasaki en casa de los terciarios franciscanos japoneses Gaspar Vas y su esposa María. Y llevados a Omura donde fueron encarcelados y juzgados.

Antonio de san Francisco no estaba con ellos en el momento del arresto, pero se presenta ante el juez y es aprehendido.
En la cárcel nuestros mártires dieron cumplimiento a la cristiana perfección con la fervorosa plegaria, profunda humildad, sobrehumana resignación y extraordinaria paciencia en sostener con gozo todas las privaciones y desaguisos de esa horrible prisión, la intemperie, el hambre, la sed, y el maltrato de sus carceleros, disponiéndose como grata ostia a Dios para la hora del sacrificio.
En la cárcel, Antonio de san Francisco profesó solemnemente la regla de la Primera Orden que siempre había observado, en manos del padre Santa María, quien lo viste con el hábito. Allí mismo recibe el bautismo Francisco Cufioe[5].
El 17 de agosto de 1627, son trasladados de la cárcel de Omura, a Nagasaki, para dar cumplimiento al veredicto dictado contra ellos, en la célebre colina de Nishizaka. Por la mañana, son decapitados los terciarios dominicos japoneses: Francisco Curobioye, Caio Iemon, y quemadas vivas a fuego lento Magdalena Kyota, de noble cuna, y la viuda Francisca.
Por la tarde, prepararon la ejecución en la hoguera del padre Santa María y los frailes Bartolomé y Antonio, junto con los terciarios franciscanos Gaspar Vas y Francisco Cufioye, atándolos al madero sobre la leña en la cual habrían de ser quemados.
Con el ánimo de infundirles terror ante la muerte, antes de dar fuego a la leña, frente a ellos, fueron decapitando a sus otros seis compañeros terciarios franciscanos japoneses[6]: María Vas, Tomás Vo, Lucas Kyemon, Miguel Chizayemon, Luis Matzuo, Martín Gómez.
Finalmente fueron quemados vivos a fuego lento el padre Santa María, y los frailes Bartolomé y Antonio, y los terciarios Gaspar Vas y Francisco Cufioye.
Todo esto sucedió bajo el poder del cruel y sanguinario Shogunsama (Tokugawa Iyemitzu), siendo Gobernador de Nagasaki Mizuno Kawachi No Kami.

El testimonio de quienes vieron el martirio es unánime. Nuestros héroes en todo se comportaron como discípulos del Resucitado, invocaban el nombre de Jesús y de María, cantaban alabanzas e himnos del triunfo de nuestro Redentor[7].
Para evitar que los cristianos recogieran sus cenizas y guardaran su recuerdo, el cruel Shogun ordenó que fueran arrojadas al mar.
Nuestro Bartolomé será Beatificado el 7 de julio de 1867 en la Patriarcal basílica de San Pedro en Roma por el Sumo Pontífice Pío IX –Hoy Beato también-, en un grupo de 205 mártires japoneses, cuya cabeza de grupo es el Padre dominico Alfonso Navarrete.
En este mismo grupo hay otro mexicano, el agustino Bartolomé Gutiérrez.
La Beatificación de estos mártires, provocó tanto en Japón como en Filipinas y en México un fuerte florecimiento espiritual y vocacional, como podemos conocer por las crónicas de aquella época.
La colina de Nishizaka (Nishi= oeste / Zaka= cuesta, subida), en Nagasaki, es tenida hoy todavía en grande veneración, como monte santo de los mártires.
En ella, un Santuario, dedicado a San Felipe de Jesús; en medio de un hermoso jardín público con monumentos que recuerdan a diversos mártires, sirve de lugar de recogimiento y oración. Los católicos celebran con el Santo Sacrificio de la Misa el triunfo de nuestra fe. Junto al Santuario en Nishizaka, un museo recuerda el testimonio de todos los mártires caídos en esa colina santa. Se conserva la memoria de 650 mártires laicos y misioneros asesinados sobre la colina santa de Nishizaka y sus alrededores.
Incluso, se dice, la furia destructora de la bomba atómica, pareció respetar este lugar santo.
[1] TASSO DA FABRIANO, Storia... p. 358.
[2] Actas del...p. 577.
[3] TASSO DA FABRIANO, Storia... p. 1-84; también: Giuseppe BOERO SI, Relazione della gloriosa morte di duecento e cinque beati martiri nel Giappone. Roma, Coi Tipi della Civiltà Cattolica, 1867. pp. 3-8; así como en: Jean MONSTERLEET, Storia della Chiesa in Giappone. Edizioni Paoline, Rome, 1959. pp. 17-18, 93-97.
[4] Taikosama significa Emperador Supremo. Observación: Muchos nombres, que parecen propios, no lo son tales, sino más bien apelativos, y la mayoría de ellos compuestos de dos y también de tres voces significandoo el oficio, el grado, o la potestad del personaje. Por ejemplo Taicosama, Daifusama, Xongunsama, Toxugunsama. Que pueden significar Emperador Supremo, Comandante Supremo. En otros casos va unido al nombre del reino del cual es señor: Arimandono, Omurandono, rey de Arima, rey de Omura... TASSO DA FABRIANO, Storia... pp. 19 - 20, nota al pie de pagina n. 2.
[5] TASSO DA FABRIANO, Storia... pp.. 359-364.
[6] TASSO DA FABRIANO, Storia... p. 365.
[7] Proceso Macaensi, y Proceso Manilensis. En Archivio Segreto Vaticano. Fondo Riti. 1630-33, 88 ff. n. 1194. 1748, 235. ff. n. 1195.

RECUPERACION DE LA MEMORIA SOBRE EL BEATO LAUREL

LA RECUPERACION DE LA MEMORIA DEL BIENAVENTURADO MARTIR ACAPULQUEÑO FRAY BARTOLOME DIAS-LAUREL.

PBRO. LIC. JUAN CARLOS FLORES RIVAS.
COMISION DIOCESANA PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS DE LA ARQUIDIOCESIS DE ACAPULCO.

El Beato Bartolomé Días-Laurel es venerado por la Iglesia en México desde 1892, a pesar de que en su biografía no se habían aclarado algunos puntos, pero con la certeza de que murió mártir en Japón el 17 de Agosto de 1627, y fue Beatificado por el -hoy Beato- Papa Pío IX el 7 de Julio de 1867 como reconocimiento al mérito de una vocación misionera, salida de nuestra patria para propagar la fe de Cristo en el lejano Oriente.

Con ocasión de su Beatificación, las investigaciones inclinaron la balanza a favor de que Bartolomé era mexicano y la tradición de los franciscanos de la Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán precisaron que había nacido en el Puerto de Acapulco.

En las últimas décadas, la devoción a nuestro Beato se ha ido extendiendo progresivamente en la Arquidiócesis de Acapulco, como resultado de que el Primer Arzobispo Don Rafael Bello Ruiz lo nombró Patrón del Catecismo, y año con año dio realce a la Fiesta de nuestro Mártir con distintos actos Solemnes preparados con especial esmero.

Por todas estas consideraciones, y teniendo en cuenta la oportunidad eclesial de proponer al Beato acapulqueño Bartolomé Días-Laurel, modelo concreto de santidad, como“perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral” en Acapulco (Carta Apostólica Novo millennio ineunte n. 30):

El Arzobispo Felipe Aguirre Franco DECRETO un AÑO JUBILAR PARA LA ARQUIDIÓCESIS DE ACAPULCO del 17 de Agosto del 2001, al 17 de Agosto del 2002, con motivo del 375 ANIVERSARIO DE SU MARTIRIO, en la Colina Santa de Nishizaka, en Nagasaki, Japón –la misma colina donde recibiera la Palma del Martirio nuestro Protomártir San Felipe de Jesús-.

Entre las motivaciones, esta el hecho de que:

1. El testimonio de los mártires siempre será actual, pues ellos son expresión de la vitalidad eclesial de las Iglesias locales. Siempre la Iglesia ha creído que la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos (Tertuliano, Apología 50, 13: CCL I, 171). Pues entre el mártir y la Iglesia se establece un lazo recíproco. La Iglesia se ocupa y se preocupa por el mártir en su camino hacia el encuentro definitivo con Dios. Y a esa participación de la Iglesia en el camino del mártir, éste no responde solamente con una actitud agradecida por el amor y la ayuda recibidos, sino que se interesa por los problemas de las comunidades haciéndose partícipe de ellos.

2. Es por eso que durante siglos, las diversas iglesias particulares han reclamado el patrocinio de los santos y mártires como patronos. Y esto es entendido como un deber para cada una de las iglesias...de honrar en modo particular a sus propios santos y beatos...pertenecientes a una diócesis por motivos particulares...como su nacimiento...(SCCD Instrucción Calendaria particularia: AAS 62 (1970) 651-663).

3. El Año Jubilar para Acapulco, permitio asumir este deber, promoviendo con iniciativas coordinadas e informadas la devoción de nuestro Beato en todos los niveles de la Iglesia y en las comunidades de la Arquidiócesis de Acapulco. Así como inspirar y promover iniciativas pastorales que estén en estrecha relación con las virtudes heroicas practicadas por nuestro Beato Bartolomé: catequísticas, de asistencia social, misioneras, juveniles, etc. Para que la recuperación de la memoria del Martirio de nuestro paisano el Beato Bartolomé Días-Laurel, por las inescrutables disposiciones de la Divina Providencia, produzca en la joven Iglesia particular de Acapulco la resurrección y fortalecimiento de la vida cristiana en todas sus dimensiones.

lunes, 22 de septiembre de 2008

ELENCO DE LOS 205 MARTIRES

E) Elenco de los 205 mártires.

En el elenco que sigue se agrega la Orden o Instituto, nacionalidad, el género de suplicio, en algunos edad y estatus sea civil que eclesiástico. Constituye una relación de treinta y dos martirios, dispuestos según ordenada sucesión del tiempo en el que sucedieron.

El elenco sigue fundamentalmente el presentado por el Padre Giuseppe Boero en su Relazione della gloriosa morte di duecento e cinque Beati Martiri nel Giappone - quien era Promotor General de la Compañía de Jesús en el momento de la reasunción de la Causa en 1682 -, adicionado con el que presenta la Bibliotheca Sanctorum, y los diversos elencos que aparecen en la Positio así como en el Index ac Status Causarum[1].

I Martirio: 22 mayo 1617 en Nagasaki.
1. Pedro de la Asunción, Pbro[2]., OFM[3], español, decapitado.
2. Juan Bautista Machado de Tavora, Pbro., SI[4], portugués, decapitado.

II. Martirio: 1 junio 1617 en Omura.
3. Alfonso Navarrete, Pbro., OP[5], español, decapitado.
4. Fernando de San José, Pbro., OESA[6], español, decapitado.
5. León Tanaca, catequista, SI, japonés, decapitado.

III. Martirio: 1 octubre 1617 en Nagasaki.
6. Gaspar Ficogiró, TOP[7], japonés, decapitado.
7. Andrés Yakinda, TOP, japonés, decapitado.

IV. Martirio: 16 agosto 1618 en Meaco.
8. Juan de Santa Martha, Pbro., OFM, español: decapitado.

V. Martirio: 16 mayo 1619 en Suzuta.
9. Juan de Santo Domingo, OP, español: muerto de penuria en la cárcel.

VI. Martirio: 18 noviembre 1619 en Nagasaki.
10. Leonardo Kimura, coadjutor SI, japonés, quemado vivo.
11. Andrés Muraiama Tocuan, TOP, japonés, quemado vivo.
12. Cosme Takeya, TOP, coreano, quemado vivo.
13. Juan Yoxida Xoum, TOP, japonés, quemado vivo.
14. Domingo Jorge, TOP, portugués, quemado vivo.

VII. Martirio: 27 noviembre 1619 en Nagasaki:
15. Bartolomé Xeki, TOP, japonés, decapitado.
16. Antonio Kimura, TOP, japonés, decapitado.
17. Juan Ivananga, TOP, japonés, decapitado.
18. Luis Nacamura, TOP, japonés, decapitado.
19. León Nacanixi, TOP, japonés, decapitado.
20. Miguel Takexita Canghei, TOP, japonés, decapitado.
21. Matías Cozaga, TOP, japonés, decapitado.
22. Romano Matzuwoca Miwota, TOP, japonés, decapitado.
23. Matías Nacano Miwota, TOP, japonés, decapitado.
24. Juan Motayana, TOP, japonés, decapitado.
25. Tomás Cotenda, TOP, japonés, decapitado.

VIII. Martirio: 7 enero 1620 en Sozuta.
26. Ambrosio Fernández, coadjutor SI, portugués:
Muerto de penuria en la cárcel.

IX. Martirio: 22 mayo 1620 en Nagasaki.
27. Matías de Arima, catequista SI, japonés: cruelmente torturado.

X. Martirio: 16 agosto 1620 en Cocura de Byen.
28. Simón Bocusai Kiota, catequista SI - TOP, japonés, crucificado.
29. Magdalena, esposa de Simón, catequista SI - TOP,
japonesa, crucificada.
30. Tomás Ghengoro, catequista SI - TOP, japonés, crucificado, y su esposa:
31. María, catequista SI - TOP, japonesa, crucificada, y el hijo de ambos:
32. Santiago, TOP, japonés, crucificado.

XI. Martirio: 10 agosto 1622 en Ichi.
33. Agustín Ota, Pbro., SI, japonés: decapitado.

XII. Martirio: 19 agosto 1622 en Nagasaki.
34. Luis Flores o Frarijn, Pbro., OP, belga, quemado vivo.
35. Pedro de Zúñiga, Pbro., OESA, español, quemado vivo.
36. Joaquín Firayama o Díaz, TOP, japonés, quemado vivo.
37. León Sukeyemon, TOP, japonés, decapitado.
38. Juan Soyamon, TOP, japonés, decapitado.
39. Miguel Díaz, TOP, japonés, decapitado.
40. Marcos Takenoxika Xineyemon, TOP, japonés, decapitado.
41. Tomás Coyanaghi, TOP, japonés, decapitado.
42. Antonio Yamanda, TOP, japonés, decapitado.
43. Santiago Matsuwo Denxi, TOP, japonés, decapitado.
44. Lorenzo Rocuyemon, TOP, japonés, decapitado.
45. Pablo Sankiki, TOP, japonés, decapitado.
46. Juan Yango, TOP, japonés, decapitado.
47. Bartolomé Mofioye, TOP, japonés, decapitado.
48. Juan Matasaki Nangata, TOP, japonés, decapitado.

XIII. Martirio: 10 septiembre 1622 en Nagasaki.
Llamado también “Magno”
49. Francisco Morales, Pbro., OP, español;
50. Angel Orsucci, Pbro., OP, italiano;
51. Alfonso de Mena, Pbro., OP, español;
52. José de San Jacinto, Pbro., OP, español;
53. Jacinto Orfanel, Pbro., OP español;
54. Luis Saburo, corista profeso OP, japonés;
55. Tomás del Rosario, corista profeso OP, japonés;
56. Domingo del Rosario, corista profeso OP, japonés;
57. Ricardo de Santa Ana, Pbro., OFM, belga;
58. Pedro de Avila, Pbro., OFM, español;
59. Vicente de San José, laico profeso OFM, español;
60. Carlos Spinola, Pbro., SI, italiano;
61. Sebastián Kimura, Pbro, SI, japonés;
62. Gonzálo Fusai, escolástico SI, japonés;
63. Antonio Kiumi, escolástico SI, japonés;
64. Pedro Sampó, escolástico SI, japonés;
65. Miguel Xumpó, escolástico SI, japonés;
66. Juan Kingocu, escolástico SI, japonés;
67. Juan Acafoxi, escolástico SI, japonés;
68. Luis Cavara, escolástico SI, japonés;
69. León de Satzuma, TOF[8], japonés;
70. Lucía de Freitas, de ochenta años, TOF, japonesa;
71. Antonio Sanga, catequista SI, japonés, y su esposa
72. Magdalena, TOP, japonesa;
73. Antonio Coreano, catequista SI - TOP, japonés. y su esposa:
74. María, TOP, japonesa, con sus hijos:
75. Juan, TOP, de doce años, japonés, y:
76. Pedro, TOP, de tres años, japonés;
77. Pedro Nangaxi, TOP, japonés, y su esposa:
78. Tecla, TOP, japonesa, y el hijo de ambos:
79. Pedro, TOP, de 7 años, japonés;
80. Pablo Tanaca, TOP, japonés, y su esposa:
81. María, TOP, japonesa;
82. Isabel Fernández, TOP, japonesa, esposa del mártir Domingo Jorge y:
83. Ignacio, TOP, su hijo, japonés, de cuatro años;
84. Apolonia, TOP, japonesa,
viuda y tía materna del mártir Gaspar Cotenda;
85. Domingo Yamanda, TOP, japonés, y su esposa:
86. Clara, TOP, japonesa;
87. María, TOP, esposa, japonesa del mártir Andrés Tocuan;
88. Inés, TOP, japonesa esposa del mártir Cosme Takeia;
89. Domingo Nagata, TOP, japonés, hijo del mártir Matías Nakano;
90. Bartolomé Xikiyemon, TOP, japonés;
91. Damián Yamitxi Tanda, TOP, japonés, y su hijo:
92. Miguel, TOP, de cinco años, japonés;
93. Tomás Xikiró, TOP, japonés;
94. Rufo Yaximoto, TOP, japonés;
95. María, TOP, japonesa, esposa del mártir Juan Xuom;
96. Clemente Vom, TOP, japonés, y su hijo:
97. Antonio, TOP, japonés;
98. Dominga Ongata, TOP, japonesa;
99. Catalina, TOP, japonesa, viuda,
100. María Tanaura, TOP, japonesa:
de estos veintidós fueron quemados vivos, los otros treinta decapitados.

XIV. Martirio: 11 septiembre 1622 en Nagasaki.
101. Gaspar Cotenda, catequista SI y TOP, japonés, decapitado,
de la familia de los Reyes de Firando;
102. Francisco, japonés, decapitado, de doce años,
hijo del mártir Cosme Takeya;
103. Pedro, japonés, decapitado, de siete años,
hijo del mártir Bartolomé Xiquiyemon.

XV. Martirio: 12 septiembre 1622 en Omura.
104. Tomás Zumárraga, Pbro., OP, español, quemado vivo.
105. Mancio de Santo Tomás, corista profeso OP, japonés, quemado vivo.
106. Domingo de Fiunga, corista profeso OP, japonés, quemado vivo.
107. Apolinar Franco, Pbro., OFM, español, quemado vivo.
108. Francisco de San Buenaventura, laico profeso OFM,
japonés, quemado vivo.
109. Pedro de Santa Clara, laico profeso OFM, japonés, quemado vivo.

XVI. Martirio: 15 septiembre 1622 en Firando.
110. Camilo Constanzo, Pbro., SI, italiano, quemado vivo.

XVII. Martirio: 2 octubre 1622 en Nagasaki.
111. Luis Yakici, japonés, quemado vivo, y su esposa.
112. Lucía, japonesa, decapitada, y los hijos de ambos:
113. Andrés, japonés, decapitado, de ocho años y:
114. Francisco, japonés, decapitado, de cuatro años.

XVIII. Martirio: 1 noviembre 1622 en Scimabara.
115. Pedro Pablo Navarra, Pbro., SI, italiano, quemado vivo.
116. Dionisio Fugixima SI, japonés, quemado vivo.
117. Pedro Onizzuki Sandaju, SI, japonés, quemado vivo.
118. Clemente Kiuyenon, japonés, quemado vivo, sirviente del P. Navarro.

XIX. Martirio: 4 diciembre 1623 en Iendo.
119. Francisco Gálvez, Pbro., OFM, español, quemado vivo.
120. Jerónimo De Angeles, Pbro., SI, italiano, quemado vivo.
121. Simón Yempó, coadjutor SI, japonés, quemado vivo.

XX. Martirio: 22 febrero 1624 en Scendai.
122. Diego Carvallo, Pbro., SI, portugués: inmerso en el agua gélida.

XXI. Martirio: 25 agosto 1624 en Scimabara.
123. Miguel Carvallo, Pbro., SI, portugués, quemado vivo.
124. Pedro Vázquez, Pbro., OP, español, quemado vivo.
125. Luis Sotelo, Pbro., OFM, español, quemado vivo.
126. Luis Sasanda, Pbro., OFM, japonés, quemado vivo.
127. Luis Baba, laico profeso OFM, japonés, quemado vivo.

XXII. Martirio: 15 noviembre 1624 en Nagasaki.
128. Caio, coreano, catequista SI, quemado vivo.

XXIII. Martirio: 20 junio 1626 en Nagasaki.
129. Francisco Pacheco, Pbro., provincial SI, portugués, quemado vivo.
130. Baltazar De Torres, Pbro., SI, español, quemado vivo.
131. Juan Bautista Zola, Pbro., SI, italiano, quemado vivo.
132. Pedro Rinxei, SI, japonés, quemado vivo.
133. Vicente Caun, SI, coreano, quemado vivo.
134. Juan Kinsaco, SI, japonés, quemado vivo.
135. Pablo Xinsuke, SI, japonés, quemado vivo
136. Miguel Tozó, SI, japonés, quemado vivo.
137. Gaspar Sandamatzu, coadjutor SI, japonés, quemado vivo.

XXIV. Martirio: 12 julio 1626 en Nagasaki.
138. Mancio Araki, japonés, escondía a los Padres SI.
139. Matías Araki, japonés., escondía a los PP. SI.
140. Pedro Araki Kobioye, japonés, y su esposa:
141. Susana, japonesa, escondían a los PP. SI.;
142. Juan Tanaca Kino, japonés, y su esposa:
143. Catalina, japonesa, escondían a los PP. SI.;
144. Juan Naisen, japonés, y su esposa:
145. Monica, japonesa, con el hijo de ambos:
146. Luis, japonés, de siete años, escondían a los PP. SI:
Suplicios varios.

XXV. Martirio: 29 julio 1627 en Omura.
147. Luis Bertrán, laico profeso OP, español, quemado vivo.
148. Mancio de la Santa Cruz, laico profeso OP, japonés, quemado vivo.
149. Pedro de Santa María, laico profeso OP, japonés, quemado vivo.

XXVI. Martirio: 17 agosto 1627 en Nagasaki.
150. Francisco Kurobioye, TOP, japonés, decapitado;
151. Caio Jiyemon, TOP, japonés, decapitado.
152. Magdalena Kyota, TOP, japonesa, quemada viva, de sangre real.
153. Francisca, TOP, japonesa, quemada viva.
154. Francisco de Santa María, Pbro., OFM, español, quemado vivo.
155. Bartolomé Laurel, laico profeso OFM, mexicano, quemado vivo.
156. Antonio de San Francisco, laico profeso OFM, japonés, quemado vivo.
157. Gaspar Vaz, TOF, japonés, quemado vivo.
158. Tomás Vó, TOF, japonés, decapitado.
159. Francisco Cufioye, TOF, japonés, quemado vivo.
160. Luca Kyemon, TOF, japonés, decapitado.
161. Miguel Kizayemon, TOF, japonés, decapitado, familiar del obispo.
162. Luis Matzuo, TOF, japonés, decapitado.
163. Martín Gómez, TOF, japonés, decapitado.
164. María, TOF, japonesa, esposa de Gaspar Vaz, decapitada.

XXVII. Martirio: 7 septiembre 1627 en Nagasaki.
165. Tomás Tzuji, Pbro., SI, japonés, quemado vivo.
166. Luis Maki, japonés, quemado vivo, y su hijo:
167. Juan, japonés, quemado vivo, hospedaban al P. Tomás.

XXVIII. Martirio: 8 septiembre 1628 en Nagasaki.
168. Antonio de San Buenaventura, Pbro., OFM, español;
169. Domingo de Nagasaki, laico profeso OFM, japonés;
170. Domingo Castellet, Pbro., OP, español;
171. Tomas de San Jacinto, laico catequista OP, japonés;
172. Antonio de Santo Domingo, laico OP, japonés;
173. Juan Tomaki, TOP - TOF, japonés, y sus hijos:
174. Domingo, TOP - TOF, japonés, de dieciséis años,
175. Miguel, TOP - TOF, japonés, de trece años,
176. Tomás, TOP - TOF, japonés, de diez años,
177. Pablo, TOP - TOF, japonés, de siete años;
178. Juan Imamura, TOP - TOF, japonés;
179. Pablo Aybara, TOP - TOF, japonés;
180. Romano Aybara, TOP - TOF, japonés;
181. León, TOP - TOF, japonés;
182. Santiago Fayaxida, TOP - TOF, japonés;
183. Mateo Anyin Alvarez, TOP - TOF, japonés;
184. Miguel Yamanda, TOP - TOF, japonés, y su hijo:
185. Lorenzo, TOP - TOF, japonés;
186. Luis Nifaki, TOP - TOF, japonés, con sus hijos:
187. Francisco, TOP - TOF, japonés, de cinco años,
188. Domingo, TOP - TOF, japonés, de dos años, y
189. Luisa, TOP - TOF, japonesa,
doce quemados vivos, diez decapitados.

XXIX. Martirio: 16 septiembre 1628 en Nagasaki.
190. Miguel Fimonoya, TOP, japonés, decapitado.
191. Pablo Fimonoya, su hijo, TOP, japonés, decapitado.
192. Domingo Xobioye, TOP, japonés, decapitado.

XXX. Martirio: 25 diciembre 1628 en Nagasaki.
193. Miguel Nacaxima, SI, japonés: varios tormentos.

XXXI. Martirio: 28 septiembre 1630 en Nagasaki.
194. Juan Shozaburo, catequista TOSA[9], japonés, decapitado.
195. Mancio Seizayemon, TOSA, japonés, decapitado.
196. Miguel Kiuki Tayemon Kinoxi, TOSA, japonés, decapitado.
197. Lorenzo Xizo Hakizo, TOSA, japonés, decapitado.
198. Pedro Terai Kufioye, TOSA, japonés, decapitado.
199. Tomás Terai Kufioye, TOSA, japonés, decapitado.

XXXII. Martirio: 3 septiembre 1632, en Nagasaki.
200. Bartolomé Gutiérrez, Pbro., OESA, mexicano;
201. Vicente Carvallo, Pbro., OESA, portugués;
202. Francisco de Jesús, Pbro., OESA, español;
203. Antonio Pinto Ixida, Pbro., SI, japonés;
204. Jerónimo De Torres, Pbro, TOF, japonés;
205. Gabriel de la Magdalena, laico profeso OFM, español:
primero fueron sumergidos en las aguas hirvientes de Ungen,
después decapitados en Nagasaki.

Análisis comparativo del elenco:

* Parece que esta Causa sienta algunos precedentes históricos, entre los cuales, el ser la primera ocasión en que se reconoce la virtud heroica del martirio en niños de escasos años, o párvulos, que ni siquiera alcanzan el uso de razón, en total seis[10]: Ignacio, de cuatro años, hijo de los también mártires Elizabeth Fernández y Domingo Jorge; Pedro, de tres años, hijo de los también mártires María y Antonio Coray; Miguel, de cinco años, hijo del también mártir Damián Iamiki; Francisco, de cuatro años, hijo de los también mártires Lucía y Luis Iaquiki; Francisco, de cinco años y Domingo de dos años, ambos hijos del también mártir Lorenzo.

* La Bula de Beatificación Martyrum rigata sanguine[11], de Pío IX (7. mayo. 1867), así resume las características generales de los mártires y de sus sufrimientos:

“El número de éstos asciende a 205 como se tiene del Catálogo inscrito en los Procesos.
Tienen el primer lugar los operarios apostólicos y los ministros evangélicos con sus catequistas; nobles personajes, descendientes de familias reales; matronas florecientes por riqueza; jóvenes vírgenes; ancianos de grave edad y jóvenes ingenuos: niños y niñas de tres o cuatro años.
Muchos ligados a un palo, fueron quemados a fuego lento por muchas horas; otros decapitados; otros bárbaramente despedazados y cortados miembro por miembro; no pocos fueron sumidos en profunda vorágine, otros fueron torturados en las aguas sulfurosas y hirvientes; otros al contrario inmersos en un estanque helado sufrieron en el crudo invierno una larga y acerbísima muerte; algunos puestos en cruz con la cabeza hacia abajo, y otros cerrados en horrendas prisiones murieron de hambre y de sufrimientos”.

* En el mismo Breve de Beatificación vienen señalados como cabezas de este glorioso grupo:

- Entre la Orden de Santo Domingo: Alfonso Navarrete, Luis Flores, Angel Orsucci, Francisco de Morales, Alfonso de Mena, Domenico Castellet.
- Entre la Orden de los Hermanos Menores de San Francisco: Pedro de la Asunción, Pedro de Avila, Ricardo de Santa Ana, Apolinar Franco, Francisco de Santa María, Antonio de San Buenaventura.
- Entre la Orden de los Ermitaños de San Agustín los más conspicuos fueron: Fernando de San José, Pedro de Zúñiga, Bartolomé Gutiérrez, Vicente Carvallo.
- Entre la Compañía de Jesús: Carlos Spínola, Francisco Pacheco, Camilo Constanzo, Pablo Navarro, Jerónimo De Angeles, Miguel Carvallo.

* El mismo Breve señala también laicos que en el martirio dieron ejemplo de particular heroísmo: Andrés Tocuan, Simón Bocusai Kiota y su esposa Magdalena; Gaspar Cotenda con su tía Apolonia; Magdalena Kiota de estirpe real; Antonio de la Corea con su esposa María y sus hijos Juan, de doce años, y Pedro, de tres; Lucía Freitas de ochenta años; Domingo Jorge con su esposa Elizabeth Fernández y su hijo de cuatro años Ignacio.

* Según el Catálogo, de las cuatro ordenes religiosas, la distribución es como sigue:

- A la Orden de Predicadores: veintiuno de la Primera Orden, entre los cuales diez sacerdotes, ocho clérigos y tres laicos; y sesenta y seis seculares entre la Tercera Orden y familiares; un total de ochenta y siete[12].
- A la Orden de Menores de San Francisco: dieciocho de la Primera Orden, entre los cuales diez sacerdotes, y ocho laicos profesos, y once seculares de la Tercera Orden, diez de los cuales laicos y uno presbítero; un total de veintinueve[13].
- A la Orden de Ermitaños de San Agustín: cinco sacerdotes y seis seculares de la Tercera Orden; un total de once.
- A la Compañía de Jesús: treinta y uno, entre los cuales catorce sacerdotes, siete escolásticos y diez hermanos coadjutores; con estos tres catequistas, un sirviente, y once albergadores y familiares; un total de cuarenta y seis.
- No se pueden distinguir y apropiar a las distintas ordenes muchos de los mártires seculares del uno y del otro sexo. Pues como buenos cristianos , por mantenerse siempre más fervientes en la piedad y en la devoción, se inscribían en el mismo tiempo en más ordenes y en muchas Cofradías, como son la asociación del Santo Rosario, de la Cintura, y las congregaciones en honor de María Santísima y de San Francisco Xavier, de San Ignacio y otras que los mismos misioneros instituían y promovían, como otras tantas escuelas de espíritu, donde más en particular se atendía a la perfección de la vida cristiana. Se encuentran incluso a no pocos adscritos también a esta Confraternidad de las sacras Estigmas de Roma.
Es el caso de diez y siete que son reconocidos como miembros al mismo tiempo de las Terceras ordenes de Santo Domingo y San Francisco. Así como seis que al mismo tiempo son reconocidos como catequistas de los Jesuitas y miembros de la Tercera Orden de Santo Domingo.

* Del Catálogo se desprende una distribución por países como sigue:

- Del Japón, son ciento sesenta mártires (Entre ellos todos los menores
de edad).
- De España, veinticinco (Entre los cuales quien encabeza el grupo:
3. Alfonso Navarrete OP).
- De Portugal, son siete.
- De Italia, seis (50. Angelo Orsucci, 60. Carlo Spínola,
110. Camilo Costanzo, 115. Pietro Paolo Navarro,
120. Geronimo De Angelis, y 131. Giovanni Battista Zola).
- De Corea, tres (12. Cosme Takeia, 128. Caio, y 133. Vicente Caum).
- De Bélgica: dos (34. Luis Flores y 57. Ricardo de Santa Ana).
- De México: dos (155. Bartolomé Laurel y 200. Bartolomé Gutiérrez).

* Del elenco, otras categorías de grupos distinguibles:

a) en cuanto a su status eclesial, son:
- Presbíteros: cuarenta, en su mayoría religiosos, solo uno de la tercera orden.
- Miembros de ordenes, no presbíteros: treinta y seis.
- Miembros de ordenes terceras: ciento cinco.
- Laicos sin filiación reconocida: 24 (albergadores, sirvientes, etc.).
b) en cuanto a su estado de vida:
- Parejas de esposos: con hijos siete, sin hijos nueve.
- Padre varón, con sus hijos: siete.
- Viudas: tres.
c) mujeres: 24.
d) entre quienes se indica su edad:
- niños menores hasta los siete años: nueve.
- adolescentes hasta los diecisiete años: seis.
- ancianos: uno.
e) por géneros de muerte:
- Decapitados: ciento cinco.
- Quemados vivos: ochenta y dos.
- Tortura: once.
- Crucificados: cinco.
- Murió en la cárcel: uno (26. Ambrosio Fernández.).
- Sumergido en el agua: uno (122. Diego Carvallo).

* En el elenco, encontramos que de los lugares donde se realizaron los martirios, en primer lugar está Nagasaki con dieciocho, entre ellos el “Magno” que corresponde al martirio número XIII (10. sept. 1622); en segundo lugar Omura, lugar donde estaba la más siniestra y conocida de las cárceles, con tres; le siguen Suzuta y Scimabara, cada uno con dos martirios; todo los demás lugares con uno: Meaco, Cocura de Byen, Ichi, Firando, Iendo, Scendai.

* Por lo demás no terminó en este año 1632, la persecución, ni cesaron los mártires en el Japón. Del 1633 al 1646, junto a un centenar o más de cristianos seculares, se cuentan otros siete religiosos de Santo Domingo, dos de San Francisco, dos de San Agustín, y cuarenta y tres de la Compañía de Jesús, parte quemados vivos en fuego lento y parte asesinados con el horrible tormento de la fosa.
[1] En: Giuseppe Boero SI. Relazione della gloriosa morte di duecento e cinque Beati Martiri nel Giappone. Roma, Tipi della Civiltà Cattolica, 1867, pp. 179 - 196; también en: Index ac Status Causarum, 1999, pp. 601 - 604 Appendix II; También en: Gian Domenico Gordini. VOZ: JAPON, MARTIRES DEL. Bibliotheca Sanctorum. Tomo VI. Columnas 437 - 441.; También en: Archivum Sacrae Congregationis pro Causis Sanctorum. POSITIO ALPHONSI NAVARRETE ET SOCII, ubicación H 7 / c. Parte I. pp. 1. 1 - 13; y ubicación F 50 / 3, Parte I. pp. 1- 11.

[2] Pbro.: Abreviado Presbitero.
[3] OFM: Abreviado Orden de Hermanos Menores (franciscano).
[4] SI: Abreviado Compañía de Jesús (jesuita).
[5] OP: Abreviado Orden de Predicadores (dominico).
[6] OESA: Abreviado Orden de Ermitaños de San Agustín (agustino).
[7] TOP: Abreviado terciario dominico, o de la Cofradía del Santo Rosario.
[8] TOF: Abreviado Tercera Orden Franciscana.
[9] TOSA: Abreviado Tercera Orden de San Agustín.
[10] Positio Japonen beatificationis. Catalogus Martyrum, Romae 1866, Typ. Brancadoro, pp. 1-8.
[11] PII IX, Pontificis Maximi, ACTA, Pars prima, Vol. IV, pág. 77 - 84.
[12] Aunque el P. Alexandro Vicentio Jandel, Magistro General de la Orden de Predicadores presenta en 1688 un elenco de ciento dos mártires en el momento de pedir Oficio y Misa propio para los mártires de la Orden, en: Decreta de Causis Servorum Dei 1867 - 1868. VV. SS. Dei Alphonsi Navarrete et sociorum, p. 7.
[13] Aunque Luigi Tasso da Fabriano atribuye a la Orden de San Francisco cuarenta y cinco mártires, en su obra: Storia di quarantacinque martiri...

domingo, 21 de septiembre de 2008

HISTORIA DEL PROCESO

F) Historia del Proceso.

Desde el 1623 la Congregación de los Ritos da la orden de recoger las pruebas del martirio de testimonios presentes en los hechos.

Ya desde entonces la Sacra Congregación de los Ritos, tiene las auténticas Relaciones de las gloriosas muertes de tantos Siervos de Dios asesinados en odio de la fe en el Japón, que había ordenado al Nuncio Apostólico de España en Madrid, y al Gobernador del Obispado de China en Macao, que se tomaran jurídicas informaciones: y en ejecución de estas ordenes habían sido compilados en el 1627 y 1629 dos Procesos Remisoriales in partibus [1]con las deposiciones de treinta y tres autorizados testimonios.

Venido después a Roma en el 1626 el Padre Sebastián Vieira de la Compañía de Jesús, Procurador de la misión del Japón, el que después tornado en aquél reino vemos morir con el suplicio de la fosa y del fuego, fue examinado como testimonio de vista sobre la beata muerte de muchos mártires, sucedidas después de las últimas relaciones.

Conocidas las Actas por los señores de la noble familia Spínola, se dirigen inmediatamente al Cardenal Juan Domingo Spínola, Obispo de Lucca, rogándole en querer con toda su obra promover la Causa de su familiar, el beato Mártir: Carlos Spínola. Escribiendo sendas cartas en enero del 1627 los señores de Locoli; a la que se agrega con carta la otra parte de la familia, de Génova.

Recibidas estas cartas, el Cardenal con público instrumento determinó y nombró Postuladores de la Causa al Padre Virgilio Cepari de la Compañía de Jesús, el cual se dispone inmediatamente y presentó los artículos, no solamente sobre el martirio del Venerable Padre Carlos Spínola, sino sobre los otros mártires, también de las diversas Ordenes religiosas.

Y así el Sumo Pontífice Urbano VIII, teniendo resguardo a las nuevas instancias venidas del Rey de España, y de los Procuradores de las ordenes religiosas, en el noviembre del 1627 mandó que se expidieran cartas remisoriales al Arzobispo de Manila en las islas Filipinas, y al Obispo del Japón, residente en Macao China, y se hicieran inquisiciones, no solamente sobre los mártires, que eran contenidos en los artículos propuestos, sino también sobre todos los otros, que de los testimonios fueran nombrados.

Se hicieron por tanto en el 1630 y 1632 cuatro solemnes Procesos, uno en Manila[2], y tres en Macao[3], donde depusieron sobre la vida y la muerte de cada uno de los mártires otros sesenta y uno testimonios de personas prófugas del Japón.

Transportadas a Roma las Actas de los Procesos, y aprobándose la validez de los Procesos[4], fue discutida la Causa en dos Congregaciones[5] (27. enero. 1675 Congregatio antepraeparatoria y 30. agosto. 1687 Congregatio praeparatoria); y en primer lugar, según el parecer del Promotor de la fe, se agitó la duda, estando vigente la praxis de Benedicto XIV, si verdaderamente constaba de la razón del martirio por parte del tirano; y fue resuelto afirmativamente (25. enero. 1687) con Decreto de Martyrio ex parte tyranni in casu et ad affectum de quo agitur del 3 febrero 1687[6], del Sumo Pontífice Inocencio XI, quien declaró que para doscientos cinco casos se trataba de verdadero y propio martirio.

Mientras se trataba de la otra parte de la duda, que se refería el martirio material y formal de los mismos mártires, venían a la Santa Sede fervorosísimas súplicas de la República de Génova, de los Reyes de España y de Portugal, del emperador Leopoldo y de la emperatriz Eleonora de Austria, al Sumo Pontífice Clemente IX[7].

La República de Génova, envió después juntas sus cartas a Inocencio XI, solicitándole con todo calor la expedición de la Causa.

Y ya el Pontífice Alejandro VIII (1689 - 1691) estaba a punto de definirla y proceder adelante, aunque sin la discusión particular de los signos o milagros, según el uso antiquísimo de la Iglesia, y el común consentimiento de los Padres y Doctores; pero fallecido después de breve pontificado, no podrá por esto oír el parecer de la Congregación general; y por el transcurso de los tiempos permanece así hasta 1862 olvidada.

La solemne canonización de los veintiséis Protomártires japoneses, sucedida en el 9 de junio de 1862[8] despertó la memoria de estos otros héroes fortísimos de la fe. Por esto los Reverendos Padres Vicente Aquarone, Bernardino de Criptis Castri, Nicolás Primavera y José Boero, Postuladores generales de sus Ordenes de Santo Domingo, de San Francisco, de San Agustín y de la Compañía de Jesús, suplicaron al Papa Pío IX por la oportuna facultad de reasumir la Causa, y proponer la discusión en Congregación para esto designada.[9]

En esto se unieron las instancias de varios Cardenales y Obispos de Italia[10], de Francia[11] y de Inglaterra[12], de los Vicarios Apostólicos de Mayssur[13], de Siam[14], de Lassa[15], de Sutchuen[16], y de la noble familia Spínola[17]. Asintió benignamente nuestro Señor; y nombró una Congregación particular de cinco Prelados, entre los cuales el Cardenal Patrizi, junto con los Prelados oficiales de la Sacra Congregación, Prefecto y Relatores Clarelli, Reisach, Panebianco y Bizzarri, discutieron y examinaron sutilmente cada cosa en las debidas formas judiciales[18].

Con esta ocasión se remite en campo la controversia, propuesta ya y agitada en los tiempos andados, ni ahora nunca definida, si en las Causas de los Mártires, donde consta claramente del martirio y de las razones de ellos, sean requeridos como necesarios los signos o milagros para venir a la beatificación. Fue compuesta sobre esto una breve escritura[19], donde, después de haber declarado la diferencia que existe entre los signos y los milagros, de los cuales se hace precisamente memoria en las actas de los Mártires, se demostró haber sido uso antiquísimo de la Iglesia, continuado por otros en dieciséis siglos, de dar culto a los Mártires sin alguna jurídica inquisición de los milagros, cuando los actos de su pasión y muerte han sido reconocidos auténticos y legítimos: el cual uso, como escribe el Cardenal Baronio, ninguno habría jamás introducido en la Iglesia, sino por la autoridad de los Apóstoles, ni sería jamás estado aceptado de la Iglesia universal, si no se fuera sabido derivara de la tradición apostólica: Eorum natalitia celebrata sunt semper absque eo quod constaret de miraculis: hancque observantiam nemo in Ecclesia, nisi Apostolorum auctoritate absque ullo divinae Scripturae testimonio introducere praesumpsisset, neque rursus ab universali Ecclesia recepta esset, nisi id omnes ex apostolica traditione manasse novissent[20]. Esta misma opinión, además al ser confirmada del parecer de los más insignes teólogos y canonistas, y de aquellos autores más renombrados, que escribieron precisamente sobre esta materia, haber tenido también los Auditores de la Sacra Rota en las relaciones que hicieron en las Causas de los Mártires, y tener también presente la Santa Sede y la Sacra Congregación respecto a los Mártires, que se extraen de las catacumbas de Roma, a los cuales se suele permitir el culto, donde, de indudablemente prueba, constan sus martirios. Finalmente, teniendo el martirio, come dicen los Padres, virtud de perdonar la culpa y la pena a manera de un segundo bautismo, y incluyendo en sí un acto de perfectísima caridad, no pudiéndose en algún modo dudar de la perseverancia y de la gloria del Mártir, cuando se a removido toda duda sobre la verdad del martirio, que es también uno de los signos característicos de la Iglesia católica, distinto del otro de los milagros.

Entonces todas estas y otras razones expuestas ya en sucinto en las antiguas Positio, y ahora más ampliamente declaradas, fueron con toda diligencia ventiladas y discutidas en dos Congregaciones[21]: y en fin, consideradas ahora las especiales circunstancias de esta Causa, se procede a la deliberación, que la Santidad de Nuestro Santo Papa Pío IX se dignó de confirmar, publicando en día 26 de Febrero de este año 1867*, en la aula máxima del Colegio romano el Decreto Praeter illos sobre el Martirio Material y formal y sobre los signos.[22] En el cual definió: Constar del martirio por parte de los Mártires en manera, que, en el caso de los cuales se trata, se pueda proceder a la beatificación: y juntamente constar de la verdad de cuatro signos o milagros; que son el cuarto, el duodécimo, el decimotercero y el decimocuarto de los propuestos; esto es en decir: la prodigiosa conservación e integridad de los cuerpos y de los vestidos de los Bienaventurados Pedro de la Asunción y Fernando de San José: la prodigiosa conservación e integridad de un libro manuscrito de las aguas: la prodigiosa liberación de una nave de inminente naufragio: y la milagrosa curación de Sor Petronila Orsini de la epilepsia.

Quedaba solamente interrogar a los Consultores y los otros Cardenales de la Sagrada Congregación de los Ritos, si, esto puesto, se pueda seguramente proceder a la solemne beatificación: y habiendo todos afirmativamente respondido[23], Su Santidad Pío IX aprobó y confirmó su sentencia con Decreto In mirabili Apocalypsis Super Dubio: sobre en todo poder proceder seguramente a la Solemne Beatificación, publicado, en la Biblioteca Angélica del Convento de San Agustín, el día 30 Abril del mismo año 1867[24]**.


____________

* La crónica de aquél día relata: “El 26 de febrero, nuestro Santo Padre el Papa se trasladó a pie al Colegio Romano en medio de una multitud innumerable. Un trono fue preparado en la Sala de los exámenes. Su Santidad en ese lugar, encontró a S. Em. el Cardenal Patrizi, Prefecto de la S. Congregación de los Ritos; Mons. Bartolini, secretario; Mons. Salvati, asesor de la misma, y Mons. Minetti, Promotor de la Fe. A una indicación del Santo Padre, Mons. Bartolini promulga un largo Decreto de la Congregación, referente a la Causa de 205 sacerdotes, seculares, religiosos, catequistas, laicos, mujeres, y jóvenes hijos y los mismos mártires por la fe en el Japón, de 1617 a 1632... Después de la promulgación, los miembros de la Congregación y los Generales de las Ordenes procedieron a besarle los pies”... En Annales Franciscaines III (1865 - 1867) 10. septiembre. 1867, Chez Ve Poussielgue et Fils, Libraires - Editeurs, pp. 608.

** La crónica de aquél día describe: “Durante la mañana del 30 de abril, el Santo Padre se trasladó, acompañado de los nobles, escoltado por sus guardias a caballo y por los dragones, al Convento de San Agustín para promulgar un Decreto de la Sacra Congregación de los Ritos, relativo a la Beatificación de un nuevo grupo de Mártires japoneses”... En Annales Franciscaines III (1865 - 1867), pp. 630.


El 7 de Mayo de 1867 el Santo Padre Pío IX proclama el Breve de Beatificación Martyrum rigata sanguine[25]. Y el Prefecto de las Ceremonias Pontificias y Protonotario Apostólico, Luis Ferrati, procede a cursar la Intimatio[26] a todos los Cardenales, Consultores y Oficiales de la Sacra Congregación de los Ritos.

El 7 de julio de 1867*, Domenica IV post Pentecosten, a la hora décima ante meridiem, los Reverendísimos Padres, acceden al aula capitular, con rocchettis, mantellettis et mozzettis rubris induti.

El Sumo Pontífice Pío IX, a la hora seis pomeridiane in punto, desciende de su apartamento para encontrar a los Padres en la Capilla de Sixto V, e ingresando procesionalmente en la Basílica Vaticana, procede al Solemne Rito de Beatificación de los doscientos y cinco mártires Japoneses.

Ya en el mismo Breve de Beatificación, el Sumo Pontífice concede que de estos Mártires se recite cada año en el día de determinarse el Oficio y la Misa del Común de muchos Mártires. Se procede, posteriormente, a la Concesión de Oficio y Misa para los Beatos Alfonso Navarrete y socios Mártires, a solicitud del R. P. Alexandro Vicentio Jandel, Magistro General de la Orden de Predicadores[27], quien propone un esquema de las Oraciones para la Misa Solemne[28] y las Lecciones para el Oficio[29]. La Memoria litúrgica se instituye el 10 de septiembre.


* La crónica de aquél día relata: “Para cumplir la solemne ceremonia, los Eminentísimos y Reverendísimos Cardenales que componen la Sacra Congregación de los Ritos; los Prelados y los Consultores pertenecientes a la citada misma Congregación, así como el capítulo y el clero de la basílica patriarcal, se reunieron hacia las diez horas de la mañana en el presbiterio. El Ilustrísimo y Reverendísimo Mons. Bartolini, secretario general de la dicha Congregación así como los Reverendísimos superiores generales de las ordenes religiosas donde las reglas fueron profesadas por los Beatos, y habiendo obtenido el asentimiento del Eminentísimo y Reverendísimo Cardenal Patrizi, Prefecto de la dicha Sacra Congregación y del Eminentísimo y Reverendísimo Señor Cardenal Mattei, Obispo de Ostia y Velleri, Decano del Sacro Colegio, y Archipreste de la Basílica, las Cartas Apostólicas fueron leídas y publicadas.
El Te Deum fue enseguida cantado, y en el momento de ser entonado, resonaron las campanas y detonaciones de morteros, y fue descubierto por encima del altar, entre los esplendores de fulgurantes rayos, en medio de luces y colores de una espléndida luminaria, las imágenes de los Beatos Mártires; simultáneamente, el estandarte donde eran representados, en la grande logia situada sobre la fachada, propiamente a la entrada principal de la Basílica, fue descubierto.
A esta ceremonia sacra siguió la celebración de una solemne Misa, que fue pontificada por el Ilustrísimo y Reverendísimo Mons. Puecher - Passavalli, de la Orden de los Capuchinos, Arzobispo de Iconium, Vicario de la basílica.
Esta Misa fue acompañada de una excelente música a dos coros, dirigida por el caballero Salvatore Meluzzi, Maestro de la Capilla Julia.
Hacia las seis horas de la tarde, Su Santidad, acompañado de los Eminentísimos y Reverendísimos Cardenales y de su Noble Antecámara, descendió a la Basílica. Entonces adoró al Santísimo Sacramento, y se acercó al presbiterio para venerar a los nuevos Beatos. Entonces los Padres superiores generales de las Ordenes de los antes mencionados y los Padres postuladores de la Causa ofrecieron a Su Santidad los dones ordinarios de las Reliquias, de las Vidas, de las Imágenes de los Beatificados y un arreglo de flores.
El Santo Padre, cumplida la plegaria delante de los Beatos, pasó a venerar la Cátedra del Príncipe de los Apóstoles, expuesta en el Altar Gregoriano de la Santísima Virgen, que por todo el octavario ha estado siempre visitada de los fieles en inmensas multitudes y con afecto de grandísima devoción.
Después que Su Santidad salió del sacro templo se cantaron solemnemente las Vísperas, por los asistentes, el Capítulo y el clero de la basílica.
El pueblo que acudió a visitar a los nuevos Beatos fue tan numeroso durante todo el día, e incluso hasta bien entrada la mañana que le siguió.
La decoración de la Basílica Vaticana, que incluyó el coro y comenzó por los pilares de la cúpula, giraba por todo el presbiterio, era el mismo que se admiró para la canonización; fue realizada por el arquitecto, caballero Fontana, quien fue el autor, y quien introdujo las modificaciones exigidas para la circunstancia.
Los estandartes que representan los milagros de los santos, fueron substituidos por las representaciones de los milagros y los prodigios de los Beatos; en la cornisa sur que es puesta en el límite del coro fue cambiada por una pintura en forma circular, donde se apreciaban las gloriosas imágenes de los Beatos, bajo de esto fue levantado el altar donde se puso el cuadro representando el martirio de San Pedro.
Tales fueron las solemnidades celebradas para honrar la glorificación de los Siervos de Dios.... Por la tarde, las fachadas de las Iglesias de las ordenes religiosas a las cuales pertenecieron los Beatos, brillaron de copiosas luminarias.
En Annales Franciscaines III (1865 - 1867), pp. 752 - 753. También en: La Civiltà Cattolica XI (1867), pp. 249 - 250.
[1] Ubicación en el Archivo Secreto Vaticano nn. 1198 - 1201. Cfr. Index... a cura di Yvo Beaudoin, Voz: ALFONSI NAVARRETE, sac, OP et Socii. Iaponen.
[2] Ubicación en el Archivo Secreto Vaticano nn. 1209 - 1211. Cfr. Index... a cura di Yvo Beadudoin...
[3] Ubicación en el Archivo Secreto Vaticano nn. 1212. Cfr. Index... a cura di Yvo Beadudoin...
[4] Decretu Congr. Sac. Rituum quo praevia sanatione sancte quorum cua defectuu, aprobavit validitatem procesuum. 21 aprilis. 1668. Positio Alfonsi Navarrete, ubicación F 50 (1a, 1b, 2, 3, a), p. 1, en Archivo S. C. C. S.
[5] Cfr. Decretum de Martyrio ex parte Tyranni. En. Positio Alfonsi Navarrete F 50 (1a, 1b, 2, 3, a), p. 8, en Archivo S. C. C. S.
[6] Decretum de Martyrio ex parte Tyranni. En. Positio Alfonsi Navarrete F 50 (1a, 1b, 2, 3, a), p. 8, en Archivo S. C. C. S.
[7] Fet. Rec. Clem. IX indulfit ut videtur de Martyrio, & Causa Martyrii praedictorum Servorum Dei eriam si nodum fint elapsi so anni a die eorum obitus. 6 junii. 1669. En: Positio Alfonsi Navarrete, ubicación F 50 (1a, 1b, 2, 3, a), p. 1, en Archivo S. C. C. S.
[8] Cfr. Index... 1999, p. 561.
[9] Informatio F50 / 3, pp. 1 - 4. También: Decretum super propositione Dubii in Congr. Ordinaria, en Summarium F 50 / 3, pp. 9 - 10. En Archivo S. C. C. S.
[10] Litterae Postulatoriae, en Summarium additionale F 50 / 3, pp. 10 - 12. Archivo S. C. C. S.
[11] Idem, pp. 12 - 14.
[12] Idem, pp. 12 - 14.
[13] Idem, pp. 15 - 16.
[14] Idem, pp. 16 - 17.
[15] Idem, p. 18.
[16] Idem, pp. 14 - 15.
[17] Idem, pp. 19.
[18] Iapponen Canonizationis. Alfonsi Navarrete, Ac Socii. F 50 / 3. En Archivo S. C. C. S.
[19] Idem. Informatio, Pars II, pp. 36 - 73. Disceptatio synoptica, en: ASS 2 (1867), pp. 647 - 656.
[20] Anal. ad. an. 58.
[21] Reg. Decr. S. D. 1867 - 1868, p. 1c y 3 - 5. En Archivo S. C. C. S. Disceptatio synoptica, en ASS 2 (1867), pp. 642 - 656.
[22] Idem, p. 15 A. También en ASS 2 (1867), p. 478 - 481.
[23] Positio Super Dubio F 50 /b, 10 pp. Roma 1867, Typ. Brancadoro. También en: Reg. Decr. S. D. 1867 - 1868, pp. 21; 22. En Archivo S. C. C. S.
[24] Decreto Publicado, F 50 . También en Reg. Decr. S. D. 1967 - 1868, p. 15 A. En Archivo S. C. C. S. También en ASS 2(1867), p. 638 - 640.
[25] Reg. Decr. S. D. 1867 - 1868, p. 26 Bb. En Archivo S. C. C. S. También en: ASS I. vol. IV. pp. 77 - 84.
[26] Reg. Decr. S. D. 1867 - 1868, p. 26 Ba. En Archivo S. C. C. S.
[27] Idem, p. 7.
[28] Idem, p. 26 A.
[29] Idem, p. 56 D.